Las vacaciones… Qué lejos parecen quedar cuando apenas ha pasado un mes. Tenía pendiente escribir sobre el viaje y colgar alguna foto, pero entre la «vuelta al cole», las 24 Hores d’Automobilisme y un millón de cosas por hacer, no he podido ni siquiera mirar qué fotos hice durante ese par de semanas.

Sobre el viaje: pues este año volvimos a cruzar el charco, ya que después de 3 años sin volver por allí, teníamos mucho mono de Norteamérica y sus líneas amarillas. Y este viaje además era especial, pues era el primer gran viaje con Sílvia, lo que implicaba diferentes necesidades de planteamiento y organización. Así que a ultimísima hora, buscamos un destino por donde entrar a precio razonable (quedaban muy pocas opciones) y elegimos Toronto, montando una ruta circular con autocaravana de dos semanas alrededor del lago Ontario, que para los que no sepan las magnitudes que gastan por allí, tiene 311 km de largo según la Wikipedia. ¡Igualito que Banyoles! El 90% del tiempo lo dedicamos a visitar el norte del estado de Nueva York, visitando sobre todo zonas naturales. La autocaravana por otro lado nos daba flexibilidad total para viajar con la niña, pudiendo acortar o alargar la ruta en función de su ritmo. Pero al final, la niña se ha mostrado una buena viajera (los genes son los genes jejeje) e incluso ampliamos la ruta inicialmente prevista haciendo al final más de 2200 km.

Y ya que se portó como una campeona, qué menos que dedicarle esta entrada, donde podéis verla disfrutando de los columpios en el Lakeside State Park. No tengo claro si Cèlia y yo disfrutamos más del viaje en sí, o de ver a Sílvia flipar cuando hacíamos excursiones por los bosques -acostumbrada a la horrible jungla de hormigón-, o cuando nos encontramos unos cervatillos en una de estas caminatas, o cómo en Watkins Glen seguía con la mirada los gigantes trastos americanos acelerando sus enormes motores (eso también le viene con los genes jajaja).