Probando un fórmula

Dic 03, 2014

Normalmente no participo en todos estos concursos que implican dar permisos a otras aplicaciones sobre tus perfiles, o molestar a no sé cuántos amigos enviándoles spam. Pero RallyRACC hizo uno que sólo implicaba clicar «Me Gusta» y seguirles (que de hecho ya les seguía), así que participé sin pensar siquiera que ganaría nada. Cuál fue mi sorpresa cuando el jueves pasado me llaman del RACC y me dicen que me ha tocado un curso de conducción deportiva en el Circuit de Catalunya, con pruebas de rally y fórmula. ¡No di botes de alegría porque estaba en el trabajo! jajaja

La previsión meteorológica hacía días que dejaba bien claro que la jornada sería pasada por agua, pero ¡qué más da! La experiencia bien valía la pena. El día empezaba con el mini-curso de rally, que consistía en conducir un 205 GTI GR/XA bien preparado (200 CV, embrague cerámico, grupo corto, autoblocante, etc.) dando 5 vueltas a un circuito de tierra. Como era de suponer, con todo el agua que había caído durante los últimos días y el paso de los compañeros que corrieron antes que yo, la pista estaba super degradada y con muy poca adherencia. Pero precisamente por eso también tuvo su punto, pues sin tener que hacer tiempos, y en unas condiciones seguras, tanto deslizamiento era muy divertido. Aunque como suele pasar, cuando empiezas a hacerte a la superficie y al coche, y a hacer las curvas como deben hacerse, la cosa se acabó.

Con ganas de más adrenalina llegaba el plato fuerte: 3 vueltas al trazado GP (el circuito entero) a los mandos de un Fórmula Renault igual que el de la imagen, un monoplaza de 455 kg de peso, propulsión, cambio manual de 5 velocidades en H y un motor Renault Sport de 1.8 litros y 135 CV, lo que por relación peso-potencia vendría a ser un coche de calle de unos 300 CV, ¡casi nada!

Al ofrecerme la opción de ampliar en 3 vueltas extra la experiencia, no lo dudé ni un segundo. No quería quedarme a medias como me pasó en el circuito de rally… ¡Y menos mal! Porque qué forma de disfrutar… Tras enfundarnos en un mono, el briefing de rigor y la explicación de los mandos, me introduje en el habitáculo, que a pesar de ser minúsculo, es bastante más cómodo de lo que me esperaba. Arranco el motor y ¡buaaah! La adrenalina ya tiene su banda sonora, qué gran sensación tener el motor justo detrás de tu cabeza dando todo un recital. Primera, embrague y salim… ¡Clank! ¡Motor calado! ¡Qué gran inicio! jajaja. El embrague es tan directo, que modularlo en la arrancada requiere especial atención. Consigo arrancarlo y salimos a pista. Llueve y el asfalto está empapado. Me empiezo a habituar con los mandos y el comportamiento del coche, y sorprendentemente todo es mucho más fácil de lo que esperaba: es como un kart pero a lo grande jejeje. El cambio es súper preciso y muy mecánico, una delicia; los frenos al principio parece que no frenan, pero simplemente es porque tienes que apretar mucho más de lo habitual al no haber servofreno. Y cuando los aprietas con fuerza, ¡sorpresa! El asfalto está tan mojado que se bloquean las ruedas con mucha facilidad. Pero lo curioso es que como ves directamente las ruedas delante tuyo, a la que ves que se bloquean, puedes modular y hacer de ABS manual, colocando el coche en la entrada de la curva. Empiezo a subir el ritmo y la cosa estaba delicada delicada. Echo de menos un baquet que me dé soporte lateral, porque en curvas largas como el curvone Renault, vas directamente apoyado en el chasis, que aunque está bien cerca no es lo más cómodo. Supongo que en un monoplaza para un piloto concreto, todo está a su medida y no tendría ese problema. El asfalto está empapado, sigue lloviendo y en algunas partes del circuito con bastante intensidad, por lo que el coche se mueve muchísimo, teniendo que vigilar mucho en las reducciones y las frenadas fuertes, pero sobre todo con el gas a la salida de las curvas, porque como te pasases de optimismo, el coche te pegaba un latigazo difícilmente gobernable. A la salida de la Repsol, decido salir exprimiendo más el motor y sin darme cuenta dejo de tener delante la curva Seat y ¡vuelvo a ver la Repsol! Con unos reflejos que no sé de donde salen, corrijo haciendo los 360º sin pararme y siguiendo en la dirección correcta, pero el susto no te lo quita nadie, porque igual que ahora ha salido bien, la próxima podía acabar en la gravilla o contra el muro, y no es plan. Está claro que ni conozco lo bastante el coche ni hay adherencia suficiente para salir apurando motor, así que cambio mucho antes y me sorprenden los buenos bajos de este propulsor que me esperaba más puntiagudo. Saliendo más bajo de vueltas, el coche todavía patina si te pasas con el gas, pero de forma un poco más dulce que permite corregir con un ligero contravolante, aunque a la que abusas un poco, vuelves a hacer un trompo, así que dejas de hacer experimentos y te concentras en ser súper delicado con el gas en las salidas. Una vez vistos los límites y ya hecho un poco más al coche, la diversión es enorme, y fui ganando poco a poco confianza y ritmo, luchando por mantener el coche en la pista mojada. Es impresionante el agarre lateral del coche, y la sensación de ir al final de recta con el coche moviéndose y la lluvia golpeándote el casco a unos 180 km/h. ¡Acojona un poco! ¡Pero mola! jajaja Suerte que amplié a 6 vueltas, porque cuando menos te lo esperas ya te sacan la bandera a cuadros y vuelves a boxes.

En resumen, una experiencia fantástica, la gente del RACC majísima y muchas ganas de volver de nuevo a pista, pero por favor, ¡la próxima vez en seco! 😉

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