Racing Strobist

Ene 29, 2014

Cuando llevas un tiempo en esto de la fotografía, vas adoptando una serie de reglas que sabes que es mejor no romper, a no ser que tengas un buen motivo para hacerlo. Una de ellas dice algo así como que cuando utilices flash -sea en cámara o fuera de ella-, lo habrás hecho bien si parece que no lo has utilizado, es decir, si la iluminación resultante parece lo más natural posible. Teniendo esto en cuenta, todo parece indicar que el hecho que se vea el flash dentro de la toma parece contradecir totalmente una de esas reglas.

Pero como ya dicen que las reglas están para romperlas, de un tiempo a esta parte se ha ido introduciendo el flash dentro del plano en ciertas disciplinas fotográficas. En concreto en fotografía de rally, sí se han visto siempre imágenes capturando el flash de otro fotógrafo (pulsad aquí para ver un ejemplo que conseguí en el pasado Rally Catalunya), pero es desde hace relativamente poco cuando parece haberse puesto de moda forzar y asegurar este efecto mediante un flash esclavo fuera de cámara, técnica denominada strobist. Personalmente, el toque de flash que no proviene de otro fotógrafo, inicialmente no me convencía, no por ser o no una de esas «reglas de manual», sino porque consideraba que el flash se hacía demasiado protagonista. Pero cuando ves que los fotógrafos de referencia en este deporte como los fotógrafos de McKlein, Timo Anis o Fabien Dufour empiezan a usar esta técnica frecuentemente (sólo tenéis que mirar galerías de Gran Bretaña 2013 o el Monte-Carlo de hace unos días), y sobre todo, cuando ves que a la gente les encantan estas fotos, pues empiezas a verlas con mejores ojos y al final acabas poniendo triggers y flash en alguna curva del tramo intentando conseguir alguna foto interesante.

Así que aprovechando la subida en cuesta de clásicos que organizaba Chronodriver en El Farell hace unos días, metí el flash en el plano de unas cuantas fotos. Vosotros juzgaréis qué tal el resultado, ¡a mí no me desagrada! 😉

El protagonista -a parte del flash jejeje- es un precioso Abarth 1000 TC de 1972 pilotado por José Manuel Ribera y copilotado por Lidia Navarro, que lograron en esta prueba la tercera posición absoluta y segunda posición en la categoría 1970–1980. Que no os engañe su apariencia de 600 «engordado» porque aún desconociendo las cifras exactas de esta unidad concreta, las especificaciones de los últimos 1000 TC (a partir de 1970) no eran ninguna broma: motor con doble carburador Weber de 112 CV a 8200 rpm, caja de cambios de cinco velocidades y una velocidad máxima de 215 km/h, acelerando de 0 a 100 km/h en 7,8 segundos. ¡Ojito con el “sisents”! 😉

Actualización: José Manuel Ribera me da más información de esta unidad. Monta un motor con doble carburador de 36 mm de apertura simultánea de unos 90 CV (sin confirmación en banco), caja de cambios de cinco marchas de relación cerrada (para subidas de montaña), frenos de disco a las cuatro ruedas, suspensión delantera independiente multirreglaje y depósito de combustible de aluminio de 60 litros. El interior va equipado con barras de seguridad de seis puntos y baquets de competición. El vehículo está homologado para calle y competición, y lo ha montado personalmente José Manuel en las instalaciones de Tallers Universo.

Felices Fiestas Entrada anterior Felices Fiestas
Candiles Siguiente entrada Candiles